A la luz de una vela apagada...

Una vez alguien me dijo con la boca cerrada y mientras hablaba con otro, que debía poner empeño en lo que no me correspondía hacer.
Resulta que un día su madre ciega había visto como le robaban el bolso a una despampanante rubia que esperaba el autobús en la cola del taxi. La pobre gritaba y gritaba en silencio pidiendo ayuda a cualquiera que estuviera pasando por allí lejos y no estuviera dispuesto a dársela.
Un chico que caminaba en moto en aquel momento se quedó prendado de la belleza de la muchacha de cabellos rojos como el azabache. Sin pensarlo se bajó del caballo y salió corriendo en dirección opuesta. La agarró de los omóplatos y, mirando a la que esperaba al lado, le dijo: "No te preocupes, preciosa. Recuperarás tu bolso".
Ella se quedó sin palabras y le dijo: "Gracias amable caballero. Pensaba que alguien me ayudaría y, sin embargo, has llegado tú. Eres un sol. Los ladrones son dos, van en ciclomotor; es una Vespa de 50 cc, negra y con el asiento crema. Matrícula 666INF. Se fueron en aquella dirección. Uno es alto, de más o menos metro cincuenta, moreno con el pelo ensortijado rapado al cero. Lleva camiseta lisa de rayas y pantalón vaquero de pana. El otro es rubio, como yo. Pude ver que tenía unos inmensos ojos azul aceituna y un plumas marrón de manga corta. Además calzaba unas bambas de charol. Creo que eran gallegos porque al darme el tirón gritaron: vamonos ja que és aviat, collons!".
Él, negando con la cabeza le respondió: "Sí. De acuerdo."
Se dio la vuelta, cogió su trineo y se marchó a su casa.

Ahora el chico del 4x4 y la chica de las rastas son felices. Después de aquello estaba tan agradecida por todo lo que él hizo por ella que le pidió el teléfono a la que estaba al lado en la cola. Le invitó a cenar una mañana y a la luz de una vela apagada le dijo: "si nunca te hubieras ocupado de lo que no te correspondía...te habría conocido igualmente".